A 23 años de los atentados del 11 de Septiembre
Los atentados del 11 de septiembre de 2001 o también conocidos comúnmente
como el 11-S fueron una serie de 4 ataques terroristas suicidas de corte
yihadista cometidos en los Estados Unidos la mañana del martes 11 de septiembre
de 2001, por el grupo terrorista Al Qaeda.
Esa mañana, cuatro aviones comerciales que viajaban desde el noreste de Estados Unidos a Los Ángeles y San Francisco fueron secuestrados en pleno vuelo por diecinueve terroristas de Al Qaeda. Los secuestradores estaban organizados en tres grupos de cinco secuestradores, y un grupo de cuatro. Cada grupo tenía un secuestrador que había recibido entrenamiento de vuelo y se hizo cargo del control de la aeronave. Su objetivo explícito era estrellar cada avión contra un edificio prominente, causando bajas masivas y destrucción parcial o completa de los edificios atacados.
El primer avión en alcanzar su objetivo fue el vuelo 11 de
American Airlines. Fue estrellado contra la Torre Norte del complejo World
Trade Center en el Bajo Manhattan, de la ciudad de Nueva York, a las 8:46 a. m.
17 minutos después, a las 9:03 a. m., la Torre Sur del World Trade Center fue
golpeada por el vuelo 175 de United Airlines. Ambas torres de 110 pisos se
derrumbaron en 1 h 42 min, lo que llevó al colapso de otras estructuras del
World Trade Center, incluido el 7 World Trade Center, y dañó significativamente
los edificios circundantes.
Un tercer vuelo, el vuelo 77 de American Airlines, que había
despegado del aeropuerto internacional de Dulles, secuestrado sobre Ohio, fue
estrellado a las 9:37 a. m. contra el lado oeste del Pentágono (sede del
Ejército estadounidense) en el condado de Arlington, Virginia, causando un
colapso parcial de ese lado del edificio. El cuarto y último avión secuestrado
fue el vuelo 93 de United Airlines, en dirección a Washington D. C. Los
pasajeros del avión intentaron recuperar el control de la aeronave de los
terroristas y, finalmente desviaron el vuelo de su objetivo previsto; se
estrelló en un campo cerca de Shanksville, Pensilvania, a las 10:03 a. m. Los
investigadores determinaron que el objetivo del vuelo 93 era el Capitolio de
los Estados Unidos.
Inmediatamente después de los ataques, las sospechas cayeron rápidamente sobre Al Qaeda. Los Estados Unidos, bajo la administración de George W. Bush respondieron formalmente lanzando la guerra contra el terrorismo e invadiendo Afganistán para deponer a los talibanes, que no habían cumplido con las demandas de Estados Unidos de expulsar a Al Qaeda de Afganistán, y extraditar al líder de Al Qaeda, Osama bin Laden. Bin Laden escapó a las montañas Blancas, donde fue atacado por las fuerzas lideradas por Estados Unidos, pero logró escapar. Aunque Bin Laden inicialmente negó cualquier participación, en 2004 se atribuyó formalmente la responsabilidad de los ataques. Al Qaeda y bin Laden citaron el apoyo de Estados Unidos a Israel, la presencia de tropas estadounidenses en Arabia Saudita y las sanciones contra Irak como motivos. Después de evadir la captura durante casi una década, Bin Laden fue localizado en un escondite en Abbottabad, Pakistán y posteriormente fue asesinado durante la operación Lanza de Neptuno, el 2 de mayo de 2011.
La destrucción del World Trade Center y la infraestructura cercana, dañó seriamente la economía de la ciudad de Nueva York y creó una recesión económica global. Muchos países fortalecieron su legislación antiterrorista y ampliaron los poderes de los organismos encargados de hacer cumplir la ley y de inteligencia para prevenir ataques terroristas. Los espacios aéreos civiles de Estados Unidos y Canadá estuvieron cerrados hasta el 13 de septiembre, mientras que las operaciones de Wall Street se cerraron hasta el 17 de septiembre. Muchos cierres, evacuaciones y cancelaciones siguieron, por respeto o temor a nuevos ataques. La limpieza del sitio del World Trade Center se completó en mayo de 2002, y el Pentágono fue reparado en un año. La construcción del reemplazo del complejo World Trade Center comenzó en noviembre de 2006, y el edificio se inauguró en noviembre de 2014.
Los ataques resultaron en 2996 muertes, más de 25 000
heridos y consecuencias sustanciales para la salud a largo plazo, además de al
menos 10 000 millones de dólares en daños a la infraestructura y la propiedad.
Sigue siendo el ataque terrorista más mortífero en la historia de la humanidad,
y el incidente más mortífero para bomberos y agentes de la ley en la historia
de los Estados Unidos, con 340 víctimas y 72 muertos, y los mayores desastres
aéreos donde se involucre cualquier aeronave en la historia de la aviación. Si
bien al ser hechos provocados intencionadamente, no se consideran accidentes.
Los atentados extendieron la confusión en todo el país. A lo
largo del día se sucedió la publicación de todo tipo de informes y noticias
contradictorias sin confirmar. Una de las más recurrentes fue la de que había
estallado un coche bomba en la sede central del Departamento de Estado de los
Estados Unidos en Washington D. C.. Esta falsa noticia pasó por las agencias de
noticias y llegó a ser publicada por varios periódicos ese mismo día.
Otro informe, difundido por la agencia Associated Press,
afirmaba que el vuelo 1989 de la compañía Delta Air Lines, un Boeing 757, había
sido secuestrado también. La noticia resultó ser también un error: el avión
había sido considerado por unos instantes en riesgo de secuestro, pero
finalmente respondió a los controladores aéreos y aterrizó con normalidad en el
aeropuerto de Cleveland, Ohio.
Se han construido numerosos monumentos, incluido el National
September 11 Memorial & Museum en la ciudad de Nueva York, el Pentagon
Memorial en el condado de Arlington, Virginia, y el Flight 93 National Memorial
en el lugar del accidente de Pensilvania.
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